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domingo, 24 de mayo de 2009

Agua de lujo desde la Patagonia (y de la fecha que quieras)

Embotellar agua de Campos de Hielo Sur es el nuevo proyecto de la empresa chilena Waters of Patagonia. Bajo la marca Crevasse esperan conquistar un exclusivo nicho en EE.UU. y Europa e ingresar al mercado de las aguas envasadas que mueve más de US$ 20 mil millones en el mundo. Editado de la Revista QuePasa y de Etiqueta Negra.

El agua se está transformando en uno de los commodities más preciados en el mundo. Aunque el 70% del planeta está cubierto por ella, sólo el 1% puede ser usado para consumo humano. Chile, por sus numerosos ríos y lagos, goza de una privilegiada posición. Con esa premisa el empresario Juan Carlos Zsydlowski (63), sus tres hijos -Ian, Allen y Tannia- y el abogado Raúl Toro Anastassiou decidieron entrar al mercado de las aguas, que vende más de US$ 20 mil millones al año en todo el mundo.

Su idea es posicionarse en el mercado del lujo, nada menos que embotellando los deshielos de Campos de Hielo Sur (en la foto, reto a cualquiera ver esa foto y no sentir frío), la primera fuente de agua dulce de Latinoamérica y la tercera más grande del planeta, después de la Antártica y Groenlandia.
"El agua es el recurso renovable más importante de Chile. Tenemos una fuente inagotable: 18 mil kilómetros cuadrados de hielos en la Patagonia Sur. De una forma u otra tenemos acceso a esa agua, que según las Naciones Unidas es la más pura del planeta. Esa es la plusvalía para convertir a Chile en un referente mundial de ese mercado", explica Zsydlowski. Para levantar este proyecto crearon la sociedad Waters of Patagonia.
El proyecto está a pocos meses de lanzarse en los mercados internacionales bajo la marca Crevasse -en francés significa grieta glaciar- y se espera que a mediados de enero se empiece a vender en exclusivos restaurantes de Nueva York y París. El precio de una botella de medio litro será de US$ 15 y competirá directamente con las aguas más top del momento, como Fiji, Bling (US$ 55 los 750 ml), Perrier y San Pellegrino.

Para estudiar los diferentes mercados potenciales, Waters of Patagonia no escatimó en nada: contrató en Nueva York un estudio a Beverage Marketing Corporation, una empresa especialista en mercadeo de bebidas. Las primeras botellas se mandaron a hacer en Venecia, en una embotelladora que cumplía con los más altos estándares de calidad. Y hasta para los textos de la presentación del proyecto se contrató a un escritor de la Shakespeare Company. Además ya tienen gorros y poleras estampados con la marca Crevasse.[...]

La revista Etiqueta Negra también le dedica un espacio a esta empresa y describe parte de su proceso productivo.

Waters of Patagonia tiene un sistema tan rústico para embotellar el agua del glaciar que parece increíble. Primero, Ian Szydlowski extiende trescientos metros de tuberías plásticas, como si estuviera preparándose para limpiar la piscina de algún vecino distante. Luego desenrolla una extensión eléctrica industrial, que es alternadamente amarilla o anaranjada, y la arrastra entre arbustos de bayas y un joven bosque de cipreses que se abre sobre un banco de arena que divide otro río aún sin nombre. Al conectar el generador, el agua es bombeada hasta una carpa blanca, que podría alojar a media docena de personas. O el doble, si se tratara de la clase de personas acostumbradas a dormir en este duro entorno. Pero en vez de bolsas de dormir, la carpa contiene decenas de miles de dólares en equipos de embotellamiento de alta tecnología. Un dispositivo italiano gira y tintinea mientras coloca las perfectas tapas a cada botella de medio litro de Crevasse Glaciar Water. Los productos son comercializados en boutiques, restaurantes y bodas exclusivas de todo el mundo.
En una primera etapa las botellas serán enviadas a las urbes más famosas del mundo -París, Londres y Nueva York- para luego ampliarse a los mercados que, según los estudios realizados exhiben la mayor demanda por este tipo de productos: Beijing, Moscú, Emiratos Árabes y México. "La idea es que las primeras botellas lleguen a las grandes ciudades occidentales del mundo, para que hablen de ellas y luego sean destinadas donde exista mayor demanda", afirma Zsydlowski.

En una segunda etapa esperan aumentar la capacidad de producción y vender, en un plazo de cinco años, cerca de un millón de cajas de 12 botellas cada una, en 100 mercados diferentes. Pero Juan Carlos Zsydlowski admite que no tienen la capacidad para realizar las inversiones necesarias. "Hasta ahora hemos invertido un poco más de US$ 5 millones. Para alcanzar niveles de producción masiva se necesitan unos US$ 50 millones, pensando que queremos hacer todo esto de la manera más limpia posible, con energía renovable y sin dañar el ecosistema", afirma.
Dicen haber recibido algunas ofertas preliminares de parte de empresarios chilenos. "Se nos han acercado algunas personas interesadas, que han visto en este proyecto la oportunidad que se abre de crear un nuevo foco de desarrollo para el sur de Chile".

Nuevamente con Etiqueta Negra que nos comenta la particularidad de este proyecto.
Waters of Patagonia también ha desarrollado (y patentado) un plan sumamente original para explotar la historia. Empleando un procedimiento similar al de la datación del carbono (que, por ejemplo, permite calcular la edad de los fósiles de mamuts), Waters of Patagonia ha establecido un procedimiento científico para «fechar» el agua con relación a un período histórico particular. Tomando varias muestras, la compañía ha «mapeado» la edad de diferentes secciones del glaciar. Este procedimiento le permite vender botellas individuales de «cosechas» que datan de varios siglos atrás. Los aficionados a los vikingos pueden comprar una botella del siglo X. Los caballeros del Renacimiento pueden probar su cosecha con tanta facilidad como los devotos del Antiguo Testamento. ¿Quiere probar una cerveza Guinness preparada con agua del siglo XVIII y usar la receta original? Waters of Patagonia está a punto de ofrecer al mundo una emocionante nueva adición a la cocina y a la fabricación de cerveza: agua fechada. «Vamos a financiar la investigación de núcleos de hielo profundos, lo que se conoce como “testigos” o muestras, que brindan a los científicos un registro de las diferentes edades del hielo. Todo lo que les pedimos a cambio es que ellos compartan su información con nosotros», dice Ian Szydlowski como un filántropo de la ciencia.

1 comentario:

Claudia Gabriela dijo...

No cabe duda que todo lo hecha a perder el hombre, primero se quejan que se derriten los glaciares y ahora buscan que hacer con lo que se derritio... Lo ironico es que al embotellar agua, la contenemos dentro del material que contamina la mayor parte del agua... botellas de plastico(hechas de petroleo, otro contaminante) francamente me parece ridiculo, porque aunque el agua de glaciares, en teoria, este menos contamida, sigue siendo y sabiendo a agua ¿o no? como sea debo admitir que el empaque esta muy bonito, yo la compraria solo por eso... jeje, pero seguro la venden a un ojo de la cara