Como consecuencia de esta realidad, desde comienzos del 2001 el precio del petróleo viene elevándose gradualmente, causando angustia en muchos gobiernos, empresas y sectores económicos. Estos precios más altos están haciendo tambalear a las economías más fuertes, al tiempo que las naciones con más recursos procuran asegurar la provisión de petróleo y gas a sus habitantes a cualquier costo, convirtiéndolos así actualmente en productos súper indispensables en el mercado mundial.
En este contexto se empezó a buscar sustitutos energéticos que permitan asegurar la producción de combustibles, independientemente del petróleo y del gas. Este gran objetivo dio lugar a una revolución científico-tecnológica que encontró en los biocombustibles su mejor posibilidad, convirtiendo a la producción de combustible biológico en una alternativa inmediata, sustentable y rentable a muy corto plazo.
La importancia del cultivo de la canola en la sierra peruana se acrecienta más por el hecho de no existir actualmente ningún otro cultivo que se pueda explotar extensivamente. Debido a sus condiciones genéticas de adaptabilidad a las condiciones extremas que limitan la agricultura en esta región del país, la canola aportará a nuestro país la posibilidad de abastecerse en el mediano plazo de aceites y grasas comestibles para la alimentación de una población que crece a un índice del 3% anual. Con el consiguiente ahorro en divisas, las áreas de cultivo de la canola se incrementarán cuando los productores e inversionistas vean que no hay más salida que laborarla en mayor escala, para poder cubrir así las mezclas que por ley tienen que realizarse para la comercialización futura del diesel, a partir del mes de enero del 2009.
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